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Un clásico entre los clásicos de la moda, el esmoquin, cumple la friolera de 150 años que cambió la forma de vestir de los hombres ya que hasta el siglo  XVIII  los varones se adornaban como las mujeres, y era el rey Luis XIV el que marcó tendencia durante varios siglos.

Pero en el siglo XIX apareció el esmoquin, una prenda que prácticamente no ha sufrido cambios, más allá del ancho de las solapas o de la pernera.

Solo unos pocos, los que tienen mucho estilo, pueden personalizar esta prenda tan masculina. Pero el esmoquin después de muchos años, también forma parte de la indumentaria femenina: «Creo que nos sienta mucho mejor a las mujeres que a los hombres. Cualquier chico normal –que no sea un profesional – no sabe moverse«, asegura La Shica, bailaora profesional. Ella se siente sugerente con ropa masculina.

Chie Mihara afirma: «No encuentro seductor a un hombre tan clásico. En cambio sí a una mujer, siempre y cuando sea alta, delgada y con las piernas finas, como Bianca Jagger».

«Creo que el esmoquin con corsé y tacones debería entrar en el mundo de la política. Y también entre los básicos de la indumentaria femenina, así como la pajarita o la corbata. La sensualidad, combinada con la seguridad en ti misma, no entiende de horarios«, afirma rotunda Maya Hansen.

«Lo utilizo a diario, también para trabajar. Tengo uno con pantalón corto. Lo combino con un cuerpo de malla transparente con mariposas y zapatos de caballero de purpurina plateada», afirma Teresa Helbig.

Y es que el esmoquin es una de las mayores armas de seducción tanto de los hombres como de las mujeres, y es que vosotras, debéis reconocer que un hombre vestido de etiqueta es la antesala de una buena proposición. «Esa sensación cuando te abraza el hombro con un cigarrillo colgando, con la pajarita desmontada y se te insinúa… ¡Una locura! » afirma Bibiana Fernández.

Fuente e imágenes: smoda

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